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Fantasma que arrasa siete grandes fábricas textiles del Valle de Orizaba

 

 

* Por ARMANDO MAURICIO PALACIOS LÁRRAGA

Publicado por el Semanrio24 Diciembre 1, 2014

 

Sólo por esta ocasión interrumpiré la serie artículos sobre Educación Cooperativa y Educación en Economía Social y Solidaria que he venido publicando en nuestro NUEVO SEMANARIO 24. Lo justifica algo que vale la pena referir.

 

 

Conocí el Valle de Orizaba en 1974 (entonces era subdirector de Formación y Desarrollo de Recursos Humanos del Instituto Nacional de Estudios del Trabajo, dependencia de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social), cuando especialistas en materia de capacitación acudimos a Río Blanco a fin de realizar un ejercicio de concientización sobre la realidad del país (México enfrentaba una crisis económica internacional provocada por la escasez de petróleo, lo que repercutía en disminución de inversión privada, devaluación de la moneda de los tradicionales doce, cincuenta, a los veinte pesos por dólar e inflación que afectaba seriamente el bolsillo de los trabajadores, entre otros) y de sensibilización al cambio con los 1,500 trabajadores de la Fábrica de Río Blanco, empresa textil cuyo sindicato, nacido en 1915, era heredero de las enseñanzas de Ricardo Flores Magón y de los ideales de la Revolución Mexicana.

 

 

Entonces, el Valle era modelo de desarrollo industrial. No era para menos. Durante el siglo XIX, la zona había sido bautizada “La Manchester de México”, aunque algunos más pretenciosos le decían “La Manchester de América”, llamada así por sus condiciones climáticas y porque la humedad y la abundancia de agua (Orizaba significa en náhuatl ‘Lugar de aguas alegres’) eran similares a las de la ciudad inglesa, cuna de la Revolución Industrial de los siglos XVIII-XIX.

 

 

 En octubre pasado, tuve la oportunidad de regresar a Orizaba de los días del 23 al 25. El motivo: la presentación del libro “Memorias de un dirigente sindical”, de Mario Martínez Déctor, en la Universidad del Valle de Orizaba (UniVo). Fui invitado porque soy el prologuista y editor de la referida obra. Llegué a Orizaba el jueves 23 al mediodía. Después de tantos años de haber estado en la zona, sentía gran curiosidad por ver los cambios suscitados en un valle con historia, antesala de la Revolución Mexicana y ejemplo durante muchos años de un sindicalismo heredero de las enseñanzas de Ricardo Flores Magón; un sindicalismo identificado plenamente con sus comunidades a las que ayudada mediante su apoyo decidido a la educación, al deporte, la cultura, la introducción de servicios municipales; en fin un sindicalismo que construía escuelas, promovía el deporte, pavimentaba calles, introducía servicios municipales, poseía el transporte interurbano, tenía teatro y salones de usos múltiples… Tales acciones eran tan notorias que un día propiciaron que alguno de los miembros de una delegación obrera centroamericana visitante, expresara: “Ustedes ya llegaron al socialismo, verdad”.

 

 

Con enorme curiosidad, aproveché la tarde del 23 para realizar un recorrido desde Orizaba, ciudad donde estaba hospedado, a Río Blanco; de ahí a Nogales y, luego, a ciudad Camerino Z. Mendoza, a fin de cerciorarme del estado de las fábricas que en mis primeras visitas había conocido. En el corredor se situaban las empresas textiles Cocolapan, establecida en 1836 (construida por Lucas Alamán, empresario y político); San Lorenzo, en 1881; Cerritos, 1882; Río Blanco, 1892; Santa Gertrudis, 1896; Santa Rosa, 1898; y Mirafuentes, construida por este mismo año. Allá por los años setenta-ochenta, entre todas estas fábricas, daban ocupación a más de 10 mil trabajadores. Hoy, las siete están cerradas (la de Santa Rosa, con sólo 347 obreros, se halla en huelga desde 2007).

 

 

La de Río Blanco está bardada a más de tres metros de altura, deteriorándose, al parecer con la intención de que nadie pueda atisbar desde la calle. Una verdadera lástima porque, en una región que llegó a ser puntera en la producción textil (15 millones de metros de tela al mes), considerada una de las cunas del sindicalismo nacional, sus inmuebles están catalogados por el INAH y el INBA. En alguno de ellos, como el de la fábrica de Río Blanco, la armadura metálica de los salones fue traída de Europa y construida con el “método de fuerzas” y “arquitectura del hierro” del mejor ingeniero estructurista de su tiempo: Alexandre Gustave Eiffel, el constructor de la Torre Eiffel de París, Francia. Hoy, todo el edificio es “un cementerio, un cascarón” como lo afirman algunos de los vecinos de la fábrica.

 

 

En 1992, Salinas era el Presidente de la República, la fábrica de Río Blanco paralizó actividades con 1,534 obreros. Desde entonces, no volvió a producir telas. La crisis de las fábricas textiles en todo el Estado de Veracruz tiene muchos “padrinos”, aseguran ex obreros y jubilados. “Desde los gobiernos priístas que toleraron el enriquecimiento desmedido de los dueños a costa de anular inversiones para modernizar las plantas, hasta políticos que intervinieron para anular derechos de los obreros. Mario Martínez Déctor cuenta en sus memorias que los mismos trabajadores de la fábrica le platicaron que en una visita de Carlos Salinas a la localidad, éste les dijo: “Esta fábrica podría ser reabierta, sólo que ustedes no tendrían ya las condiciones del Contrato Ley”… En 1993, Cocolapan, Cerritos, Río Blanco y San Lorenzo se hallaban ya en quiebra. Fue cuando un empresario, Juan Mata González las compró por 770 millones de pesos. Ese señor, de quien la gente suponía ser un prestanombres, fue el verdugo que destruyó prácticamente todo. Dicen que su desconocimiento de la industria textil y sus caprichos acabaron con ella en la región. No sólo hostigó a los sindicatos sino que compró a líderes y cerró fábricas con el pretexto de que estaban en quiebra”, recuerdan integrantes de una familia de obreros de la zona. Para 2003 todas las fábricas habían cerrado. Juan Mata terminó encarcelado por fraude al fisco. Hoy, sólo queda el recuerdo de los hechos históricos en que Río Blanco, Nogales, Camerino Z. Mendoza y Orizaba fueron protagonistas. Corresponde al Gobierno del Estado rescatar los edificios y convertirlos en museos testimonio de una industria ejemplar del país durante el siglo XX.  

 * Presidente del Consejo de Administración del Instituto de Investigación, Innovación y Desarrollo Cooperativo, SC de RL de CV

 

 

armando.palacios1412@gmail.com

 

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